martes, 30 de julio de 2013

Fluir o el intento de una teoría integradora





Llevo bastante tiempo en mi búsqueda espiritual, ya no recuerdo porque empecé a buscar y cuando encontré lo que buscaba, el buscador ya no existía, pero así como la luz cuesta distinguirla porque nos distraemos con lo que alumbra y así aparecen por ejemplos los falsos maestros (y los buenos también, aunque la diferencia es que los últimos saben que no son necesarios), de alguna forma cada búsqueda, religión, corriente de pensamiento, maestros y libro de autoayuda, es un prisma que te muestra un aspecto visible de la luz, pero es un color no la luz completa. Cada color tiene aspectos comunes a la luz, pero también cosas que lo diferencian y para cada uno puede haber colores más gratos y otros más difíciles de combinar o entender.

Si trato de buscar aspectos comunes entre los colores, puede que me acerque algo más a la luz, aunque en realidad estamos hablando de un color combinado, pero puede que sea un paso útil en alguna búsqueda por lo que intentaré reflejar uno.

El cristianismo habla de la muerte del yo (ego), el budismo del desapego (incluído uno mismo), la ley de la atracción implica quitarse del medio para no trabar las cosas, Hoponopono uno pide perdón y luego da las gracias por algo que no sabe como pasó (también nos hacemos a un lado), los 4 acuerdos al proponer ser impecable con las palabras y no tomarse las cosas personalmente va a lo mismo, el “poder del ahora” implica centrarte en el momento y dejas de lado también las barreras, Ramesh Balsekar con su libro “No importa”, ni siquiera existe el buscador (otra forma de decir no estorbes), el “Mundo sencillo” lo mismo y así podría seguir por muchos caminos y llegó a lo mismo, la luz ya está no hay que buscarla, no hay camino, no hay buscador, solo momentos y acciones.

Los procesos más importantes de la vida ocurren sin nuestra intervención (latidos, respiración, concepción), la tierra gira, el sol sale y todo se mueve y se extiende sin que tengamos que hacer nada para que ocurra, sin embargo cosas que no tienen ninguna importancia las hacemos importantes y prioritarias, para sentir que podemos tener el control de que ocurran o no.

Para lo que viene en el próximo párrafo, me tengo que desviar un poco del tema, estaba pensando en la investigación de Masaru Emoto sobre el agua y llegue a la conclusión de que vivimos en un mundo lleno de agua y de hecho nosotros somos casi pura agua, por la facilidad que tiene para captar y transmitir vibraciones y de cierta forma este medio permite la comunicación entre la energía y la materia (o la transición).

Hace un tiempo he estado leyendo sobre psicología positiva y me llamó la atención el concepto de “fluir”, si uno ve la definición llegamos también a un estado en el que no “intervenimos” sino que sucede una acción y nosotros somos la acción (suena conocido). Cuando dejamos de poner resistencia las cosas parecen y funcionan bien. A ese estado me gustaría llamarlo estado de fluidez natural, en el que nos asemejamos al vapor de agua, en que nos expandimos y contagiamos calor. Estos momentos son en los que estamos más inspirados y todo sale perfecto. Luego hay otro estado que también es fluido, pero es más vulnerable al medio, en el que estamos en una especie de estado líquido y que nuestra fuerza parece aumentar o disminuir dependiendo de la temperatura del agua, la corriente y otros factores, aunque la mayor parte de las cosas suceden fluidamente y este estado se llama semiconsciente, a veces nos sentimos como un río con fuerza pero que algo nos arrastra y otras veces como el océano tranquilo pero con una fuerza y energía capaz de crear una tempestad. Según lo que nos dejemos influenciar por la vibración del medio y nuestros intentos de tomar control, en vez de fluir nos estancamos y nos dejamos de parecer a un río sino que nos vamos convirtiendo en un pantano donde en vez de sentir que las cosas van avanzando todo se estanca, aunque en realidad no estamos detenidos sino que fluyendo en forma obstruida o en algunos casos negativamente. En este estado nos sentimos agobiados con miedo y deprimidos. Si nuestra vibración se hace más lenta podemos llegar a un estado de hielo en el que dejamos de ver la luz de fuera (y la interna) y sólo vemos sombras, no fuimos ni dejamos fluir a otros, este estado es fluidez negativa (una forma elegante de llamar al infierno).

Como movernos de un estado a otro, igual que el agua, con calor el hielo se derrite y se transforma en agua y luego en vapor. El calor es energía, el amor es calor, cuando tenemos miedo uno siente escalofríos. Hay muchas fuentes de calor, pero todas provienen del amor, el amor nos hace vibrar.

Para cerrar no hay nada que buscar, no hay alguien o algo que recordar, aprender o despertar, ni siquiera vibrar (todos vibramos), lo único que debes hacer en cada momento es decidir cuanto quieres vibrar o mejor dicho cuanta vibración quieres dejar fluir a través de ti.

Namaste