Quickpost this image to Myspace, Digg, Facebook, and others!Este era el titulo de una consulta que recibí y me pareció una buena idea a desarrollar. Los pozos tienen algo paradójico, si estamos fuera provoca mirar hacia su interior o tirar una moneda y pedir un deseo y por otro lado estar dentro de uno se nos hace terrible. El hecho de pedir un deseo a cambio de una moneda es una forma de reflejar el anhelo de poder obtener algo de una manera muy simple y sin siquiera tener necesidad de saber que pasó ni como fue el proceso, ocurre un milagro y nuestro deseo es satisfecho y a los pocos minutos ya estaremos pensando en el próximo deseo y esto se debe a que lo valioso y duradero es la experiencia que fue justamente lo que nos saltamos, por lo que la experiencia se reduce al breve proceso de arrojar la moneda.
Por otra parte, estar dentro de un pozo implica estar en un lugar donde no queremos estar, sentir soledad y saber donde esta la salida, pero no como salir... de hecho la única salida posible que visualizamos, depende de que alguien nos ayude a salir. Este proceso de aceptar nuestra soledad y de obligarnos a explorar algo que no queremos, se da en muchas etapas de la vida, de hecho los pozos pueden cambiar de forma (algunos pueden parecer a primera vista un oasis, pero a la larga el proceso de aprendizaje que involucra es el mismo). Lo interesante es que superando el miedo y al empezar a explorar el pozo nos vamos a encontrar con que lograremos salir y puede ser de muchas formas: descubrimos otra salida, o una cuerda que siempre estuvo ahí pero no veíamos, puede llegar un compañero de camino o podemos descubrir que el pozo nunca existió. La forma está relacionada con el aprendizaje o experiencia que necesitabamos.
